jueves, 3 de octubre de 2013

Cosas que debemos saber sobre el secuestro virtual o extorsióntelefónica


1.       La extorsión telefónica o secuestro virtual no distingue nivel socio cultural. Lo mismo ha golpeado a personas de estrato social y formación académica y profesional de alto nivel, que a la clase media y baja. Así que debemos entender que le puede pasar a cualquiera. En México, han sido víctimas de este delito grandes empresarios, intelectuales, académicos, artistas, deportistas famosos, periodistas y hasta sacerdotes, por señalar algunas ocupaciones de las víctimas que he conocido. También he tratado a personas de origen sumamente humilde que han perdido sus pequeños ahorros por una llamada de extorsión.

2.       Se caracteriza por generar en la víctima, a través de una llamada telefónica,  la idea de que quien contesta o algún familiar querido, corre un grave riesgo, por lo que la obligan a mantenerse en línea, esto es, sin colgar el teléfono, siguiendo instrucciones que pueden ir desde dirigirse a un lugar a comprar tarjetas para celular y proporcionar la clave de las mismas, a ir a un establecimiento para depositar dinero, por lo regular instituciones con mucha flexibilidad para cobrarlo como Banco Azteca, Copell, etc., con la amenaza de que si no lo hace comenzarán a lastimar al familiar o haciendo creer que están siguiendo a la víctima a distancia.

3.       Una modalidad muy reciente es la de hacer que la víctima, una vez que ya dio datos de otros familiares, se hospede en algún hotel de paso para seguir instrucciones y, ya enganchada, no contestar ninguna llamada que no provenga de las extorsionadores o mantener el teléfono apagado por determinado tiempo. Esto permite que mientras la persona se encuentra encerrada, los delincuentes hablen con sus familiares y les hagan creer que la tienen secuestrada. Además de hoteles, pueden hacer que la víctima permanezca en un centro comercial, parques, iglesias, cafeterías, etc.

4.       En el mejor de los casos, una víctima “enganchada” pierde entre 500 y mil pesos por concepto de la compra de tarjetas de teléfono. Sin embargo, he presenciado casos en los que se ha pagado más de un millón de pesos en diferentes depósitos en menos de 24 horas.

5.        A la merma económica y la crisis emocional que viven los familiares, se suma el grave pesar que recae sobre la víctima inicial al darse cuenta de que todo fue un engaño. Hay casos extremos en que dichas víctimas, por la excesiva frustración, se niegan a reconocer que fue una treta y tratan de sostener la historia con tal de no admitir que fueron engañados.

La manera de combatir la extorsión telefónica es mucho más sencilla que su ejecución y consiste en colgar ante cualquier llamada con las características antes descritas, alertar a nuestros familiares  y difundir el consejo entre nuestro núcleo cercano.

Este tipo de llamadas son aleatorias, por lo regular desde el interior de algún centro de reclusión, y no representa ningún riesgo para la persona que la recibe, a pesar de lo que el delincuente diga por teléfono.

Por último, siempre es útil tener una clave entre familiares para informar sobre alguna situación anormal, misma que debe ser breve y fácil de mencionar bajo una situación de estrés.

Espero les sea de utilidad la presente información.

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