lunes, 21 de abril de 2014

Narco Cultura

Imagen promocional del documental Narco Cultura, de Shaul Schwarz



Hace poco, a través de Netflix, vi el documental Narco Cultura, del director Shaul Schwarz. Casi nada me resultó novedoso o desconocido de su contenido. Sin embargo, algunas cosas llamaron poderosamente mi atención y suscitan las presentes reflexiones.

1.       Un sector de los compositores de narco corridos que hacen apología del delito en México, lo hacen desde un lugar lejano a la problemática a la que aluden en sus canciones. Peor aún, ni siquiera han estado alguna vez en el País.

2.       El rol del mercado es fundamental. Se construye una subcultura a control remoto para obtener ganancias económicas sin correr los riesgos que conlleva el producto final de su “creación artística”.

3.       El llamado “movimiento alterado” es un negocio antes que una subcultura. El segmento al que se dirige se alimenta de la fantasía de que vender droga, matar y poseer riqueza es una forma de vida amparada por algunos “valores” inherentes al mexicano. En realidad, se trata de valores tergiversados impuestos por un puñado de ambiciosos que viven de forma muy diferente a la que incitan a vivir.

4.       Prohibir este tipo de manifestaciones musicales no es opción. Sí lo es en cambio, emprender una campaña que desenmascare lo que subyace detrás de éstas: por un lado un sector sin escrúpulos para vender y obtener riqueza a costa de promover las más crudas formas de violencia y disfunción y, por el otro, un segmento engañado en razón de su ignorancia, que aporta una alta cuota de sangre en la búsqueda del sueño inexistente.

Esto por lo que hace lo negativo.

En la otra cara de la moneda, la del lado positivo, incluyo tan sólo una que resulta ser la más relevante:

Existen en México servidores públicos éticos que luchan contra un enemigo invisible y poderoso; hombres y mujeres que mantienen la esperanza de que las cosas puedan cambiar; héroes anónimos que a diario dejan constancia de ese afán y que son, ellos sí, ejemplo de valores sin adjetivos. Representan el equilibrio de la balanza en un mundo que requiere precisamente de mesura.

Con eso me quedo.